*De la mano de “Tía Cayita”, un ícono de la cultura en Cosoleacaque y en todo el sureste, el joven Yoan Domínguez hizo suyo telar de cintura, donde plasma la cultura del sur de Veracruz
Nadia Carrión
Cosoleacaque, Ver.- En la tranquilidad de su cálido hogar, escuchando de fondo la música de Los Cojolites, Natalia Lafourcade y Lila Downs, amarra sus hilos y comienza a tejer.
Conforme avanza el tejido aparecen las imágenes de la llamada Flor de Uvero -esas pequeñas flores blancas verdosas que se agrupan en racimos- hasta los Zeretes, los tímidos animalitos de cuatro patas que deambulan por todo el sureste del país.
Las manos de Yoan Domínguez han adquirido habilidad y destreza; disfruta sentarse en el parque con su telar de cintura y plasmar lo que viene a su mente o lo que ve a su alrededor.
Fue durante la pandemia ocasionada por el Covid cuando Yoan, un joven originario de Cosoleacaque, decidió aprender el arte del telar de cintura.
“La inquietud me nació por la misma necesidad que no tenía alguien cercano, a algún familiar que me pudiera enseñar esta técnica, esta obra de arte que es el telar de cintura”, recuerda.
De la mano de sus padres, fue a tocar la puerta -nada más y nada menos- que de Leocadia Cruz Gómez, conocida como la “Tía Cayita”, un ícono de la cultura en Cosoleacaque y en todo el sureste. Una mujer que habla náhuatl y castellano de manera fluida, imparte talleres de tejido y de barro.
Con sus manos que denotan el paso de los años, Tía Cayita tuvo a bien de dotar de conocimientos a Yoan, le transmitió su legado de la técnica prehispánica del telar de costura y así se convirtió en uno de los pocos hombres que crea arte.
A los tres días ya realizaba su primera pieza y desde entonces se ha dedicado a mejorar su técnica, cada vez más apasionado.
“Aprendí en tres días, hice mi primer trabajo yo solo, y a partir de ahí aprendí a elaborar más cosas . Me fueron enseñando a ver cómo sería cada proceso, para que yo solo lo fuera haciendo, en un mes ya había aprendido la técnica de amarrar, tender empezar a tejer”, dice, emocionado.
Al inicio realizaba fajas con brocados, según le permitía su economía. Logró crear cien de ellos. Y cada dibujo remitía a las flores, personas, animales o simplemente patrones geométricos.
“Es gratificante, es una emoción enorme poner el nombre de Cosolea en alto como el de Tía Cayita que también es muy reconocida cada que la menciono ubican que es una herencia tradicional”, afirma.
Hoy en día pasa aproximadamente ocho horas para realizar un telar mediano. Los colores que más le gusta utilizar son el rojo, amarillo y verde que va plasmado en el refajo tradicional y que le dan identidad al pueblo.
Su constancia y dedicación lo llevó a participar en el “Concurso Nacional de Textiles 2025”, donde obtuvo el Premio Especial a Mejor Obra de Innovación y Diseño con Tradición Cosoleacaque.
“Llevé un rebozo hecho en telar de cintura, con colores blanco y negro en el cual plasmé un poco de la cultura del sur de Veracruz”, rememora.
La pieza tiene a un zerete, cojolites y colibríes, maizales, la hermosa flor de uvero, la típica cabeza olmeca y una mujer del sur portando su traje típico con una canasta de flautas de la región.








